3.5. Taxonomía de Checkland:

Los sistemas sociales están, según Checkland, a caballo entre los sistemas de actividades humanas, pues obviamente todo sistema social se compone de actividades humanas, y los sistemas naturales, pues muchas de sus características provienen de la consideración del hombre como un animal gregario. La oficina tiene partes que se encuadran dentro de los Sistemas Físicos Diseñados y de los Sistemas Abstractos Diseñados, por cuanto que es un sistema proveniente del hombre con un propósito, además de estar entre los Sistemas de Actividades Humanas, por tener su origen en la conciencia que el hombre tiene de sí mismo y por la propia naturaleza de la oficina de ser un sistema social.
Según Checkland las clasificaciones u ordenamiento por clases de los sistemas son las siguientes:


Sistemas Naturales: es la naturaleza, sin intervención del hombre, no tienen propósito claro.
Sistemas Diseñados: son creados por alguien, tienen propósito definido. Ejemplo un sistema de información, un carro.
Sistemas de Actividad Humana: contienen organización estructural, propósito definido. Ejemplo: una familia.
Sistemas Sociales: son una categoría superior a los de actividad humana y sus objetivos pueden ser múltiples y no coincidentes. Ejemplo: una ciudad, un país.
Sistemas Transcendentales: constituyen aquello que no tiene explicación. Ejemplo: Dios, metafísica.

El sistemista inglés Peter Checkland señaló hace más de 40 años que: “lo que necesitamos no son grupos interdisciplinarios, sino conceptos transdisciplinarios, o sea conceptos que sirvan para unificar el conocimiento por ser aplicables en áreas que superan las trincheras que tradicionalmente delimitan las fronteras académicas”
Veamos un ejemplo: Son numerosas las entidades naturales que poseen reguladores - también naturales - de algunos de sus procesos o funciones. Nosotros mismos, como seres biológicos, tenemos diversas regulaciones, por ejemplo en el caso de nuestra presión sanguínea, de nuestra temperatura corporal, de nuestro ritmo respiratorio y cardíaco, del nivel glucémico en la sangre, etc…
Regulaciones similares - y los dispositivos correspondientes - existen en todos los seres vivientes (animales y vegetales), que deben adaptarse y readaptarse sin cesar, a condiciones variables de entorno y de equilibrio interno.
Todos los reguladores tienen el mismo mecanismo básico, o sea la retroacción por retroalimentación (el “feedback”) del efecto resultante del proceso, observado y medido en cada instante, sobre el ritmo de la función o del proceso mismo.
Por ejemplo, el corazón está equipado con un dispositivo nervioso acelerador o frenador que responde a la percepción orgánica de la presión sanguínea. En síntesis, el principio del feedback es absolutamente general: se trata de la regularización de la actividad (función, proceso) por los resultados de la misma y en correspondencia con una norma existente naturalmente, o establecida por un agente.
En este caso de los controles, o sea las regulaciones creadas por el hombre, la “norma” es introducida por el contralor humano en función de un criterio razonado referido a la meta buscada. Un ejemplo muy conocido es el termostato. Otro es el rol del flotador en el tanque de agua del baño.
El concepto de retro-alimentación (feedback) es por lo tanto un meta-concepto: Reúne las características comunes de múltiples ejemplos específicos de retro-alimentación.

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